Cada título de una canción "tiene historia y sabor", explica Nani Lugo
Decidido a preservar nuestras raíces musicales y contrarrestar “en lo que más se pueda, el comercialismo de la música internacional que a través de la televisión y la radio nos impacta permanentemente”, el grupo “Ensamble Folcklórico Nacional” vitaliza y renueva cada día la música tradicional mexicana con la inigualable cadencia y alegría nacida de la conjunción de la jarana, el violín y la huapanguera.
Así, deleitan a su público con un amplio repertorio, incluso en su idioma original, que entre otros títulos incluye: El Canario, Danza del Rebozo, Son del Maíz, Los Gallitos, Son de Carnaval La Culebrita, Los Enanos, La Polla Pinta, Son brincado, Tlen tinamaca, Trapiche, Tepetl Son, Canario instrumental, El Aguacero, Xochipitzahuatl y El Apareado, que dan cuenta de las vivencias, alegrías y sueños, acopiadas directamente con el sentimiento y compromiso de sus integrantes, los maestros Rodolfo Nani Lugo, Enrique Melo Herrera y Victaliano Pulido Márquez, quienes entonados de recuerdos, emociones y sueños, se convierten en vigilantes y difusores de la riqueza ancestral de nuestros pueblos autóctonos.
Y es que cada título de sus canciones, tiene historia, sabor y esbozan una parte de la vida de nuestras comunidades, explica el director Nani Lugo, quien detalla algunas expresiones musicales. Por ejemplo, La Boda Indígena, que destaca porque representa a los “sones que se acostumbran en la zona de la Huasteca para acompañar o celebrar la boda; nueve sones básicos e instrumentales que se ejecutan en diferentes momentos de la ceremonia; esta tradición arraigada profundamente entre los indígenas y mestizos de la región, forma parte junto con los llamados son costumbre o sones flor el amplio repertorio de nuestra cultura donde se mezclan tradiciones indígenas de épocas remotas con otras de origen hispano. Esta mezcla rica y diversa la identificamos como plenamente mexicana, por cultura e historia”.
Agrega que “existe poca información aparte de la recogida directamente por nosotros, donde no es clara la procedencia y el porqué de la secuencia de los sones, donde se alternan unos de título claramente hispano con otros de nombre indígena”.
Sin ocultar su emoción por afinar sus palabras para describir el alcance de la música tradicional, el maestro Rodolfo Nani Lugo explica otra canción, que va y viene en los oídos de nuestras comunidades y que espera perdure a través de las generaciones: El Canario es “un son de inicio, de sentido ceremonial, propiciatorio para preparar la tierra en el ciclo agrícola y en el caso de una boda, para la vida, como rogativa para pedirle a Dios la fertilidad y bonanza en la nueva familia”.
Añade que “El Canario abre con alegría la fiesta al llegar la pareja que previamente fue vestida por los padrinos y que ha recibido el consentimiento de los padres para unirse en matrimonio. Es la música que inaugura la ceremonia al llegar la pareja y los padrinos a la casa de los padres del novio, pasan bajo un arco adornado con flores y guirnaldas, donde se detendrán para que el Huehuetlacatl, anciano que oficia la ceremonia, sahume con copal a la pareja, les dé consejos y les ponga una guirnalda de flores blancas, siguiéndole la lluvia de pétalos sobre el grupo que entra a la casa”.
Para concluir, el maestro Nani Lugo, con enorme trayectoria musical al igual que sus compañeros Melo Herrera y Pulido Márquez, destaca que “la formación del Ensamble Folcklórico Nacional consiste en manejar el aspecto tradicional de nuestra música incluso en sus idiomas originales, aprovechando los conocimientos directos que nos transmite la gente de las comunidades, como son sus costumbres, sus rituales y sus danzas, las cuales ejecutan en días especiales como el de los Muertos, el de la Santa Cruz y sus fiestas patronales”.
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